El uso de ácido hialurónico para los tratamientos podológicos multiplica los beneficios para el paciente, acelerando el proceso de cura en heridas o intervenciones, si bien son muchos los profesionales que tienen dudas sobre sus ventajas, sus usos y posibles contraindicaciones.
Qué es el Ácido Hialurónico
El ácido hialurónico es una molécula que se encuentra en el tejido conectivo. Un mucopolisacárido, resultado de la unión de un ácido urónico y una hexosamina: glicosaminglicano no sulfatado.
El ácido hialurónico es el mejor regenerante conocido. La molécula posee muchos puntos eléctricamente activos que se unen a proteínas fibrosas y a agua, estimulando así la producción de miofibroblastos y colágena.
Usos del Ácido Hialurónico
Uso Tópico
Su función fundamental es acelerar el proceso de epitelización consiguiendo así que, en la fase anabólica de la herida, la producción y maduración celular sea más rápida, previniendo así, con nuestra piel, posibles infecciones.
Dermatitis, psoriasis, queratodermias, radiodermitis. Cicatrices. Suturas. Ampollas, grietas, rozaduras.
Es especialmente efectivo en las quemaduras químicas o por láser que utilizamos en las matricectomías.
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Uso infiltrado
Este gel permite la difusión de nutrientes, metabolitos y hormonas entre la sangre y las células tisulares.
Utilizado en Fasciopatías.
Hallux rigidus incipientes. Articulaciones. Osteoartrosis de tobillo. Bursas dolorosas. Vainas tendinosas (reparación). Tendinitis aquíleas (infiltración perilesional). Inflamación y rotura de placa plantar. Calcificaciones (helomas interdigitales etc…).